El
cuento del cuervo rojo
Esta es la historia de cómo
mi vida paso de ser toda una maravilla a ser una reverenda mierda, perdón por
la terrible forma de expresarme, pero no puedo decirlo de otra manera, no
encuentro otra manera de referirme a lo que me paso en realidad.
Para empezar, mi nombre es
Samuel, el día antes de que empezaran los eventos que apenas ahora, espero que
no sea de otra manera, terminaron, fue un día al que ustedes etiquetarían de
normal.
Al salir de clases era ya
costumbre que yo y mis amigos saliéramos a la calle a jugar futbol un rato en
la tarde, aquel día no fue diferente de los otros días, mi mejor amigo, Raúl,
trajo su balón favorito, un balón original del América, que en aquel entonces
era un equipo de mucha fama, en fin, todo continuo normal.
Ya habían pasado dos horas más
o menos, el sol ya está en sus últimas, casi se ocultaba, pero aun así nosotros
seguíamos allí, jugando, divirtiéndonos.
Yo decidí tomar un descanso,
pues siempre es agotador jugar futbol, más si no se trae agua consigo, así que
me senté en la banqueta, para tomar un poco de aire.
Mis amigos seguían jugando
justo frente a mí, ya la luz de la calle se había encendido, aun habían de esas
luces amarillas lagañosas que se usaban, por lo que el balón a duras penas era visible,
pero eso no importaba mucho realmente.
No me di cuenta, pero, por
la banqueta, por la misma por la que yo estaba sentado, un sujeto se
aproximaba, yo solo pude verlo una vez que este paso junto a mí, estaba muy
andrajoso, sucio, desaliñado y caminaba de una manera extraña, moviendo
escandalosamente los brazos, dando pasos bastantes separados unos de otros pero
a la vez casi arrastrando los pies, me volteaba a ver en ocasiones, pero rápidamente
desviaba la vista y aceleraba el paso.
Realmente
no tome tanta importancia, tal vez se había tratado de algún drogadicto, que
por mi barrio no faltaban, de lo que jamás me di cuenta fue, que, junto a mí,
el hombre dejo un libro, el libro.